5G en Latinoamérica: Avances y Promesas Incumplidas
Mientras el mundo avanza con paso firme hacia la consolidación de la quinta generación de comunicaciones móviles (5G) como infraestructura crítica para la conectividad, América Latina aún no logra subirse plenamente a esta ola tecnológica.
Europa y Asia lideran el despliegue con más de 190 redes activas combinadas, resultado de políticas públicas eficaces, inversiones estratégicas y marcos regulatorios impulsores de la innovación, según información de 5G Américas.
Incluso África (56 redes), tradicionalmente rezagada en materia de telecomunicaciones, ha superado a nuestra región por el número de redes activas. Ello, mediante regulaciones flexibles, cesión temporal de espectro y financiamiento extranjero para el despliegue de infraestructura.
América Latina, con 50 redes, se ubica en el cuarto lugar global, detrás incluso de Medio Oriente (26) y Norteamérica (18).
Obstáculos Estructurales. Este rezago no se explica por falta de demanda, sino por (la falta) decisiones institucionales. En varios países latinoamericanos, los procesos de licitación se han postergado indefinidamente o presentan costos desproporcionados, lo que ha desincentivado el interés de los operadores y retrasado el despliegue de la tecnología.
Brasil y Chile son las notables excepciones: el primero detonó el desarrollo de redes 5G tras su licitación de 2021, mientras que el segundo ha mantenido una política sostenida de impulso a la digitalización mediante la asignación estratégica de espectro.
Lecciones Regionales. Otros países latinoamericanos han comenzado a dar pasos firmes. Costa Rica y Panamá, que a inicios de 2024 figuraban entre los más rezagados, lanzaron procesos de licitación exitosos ese mismo año.
Por su parte, Costa Rica adjudicó espectro a siete operadores, incluyendo bandas medias (1-6 GHz) y milimétricas (26 GHz), mientras que Panamá liberó recursos en la banda L (1427-1518 MHz) y otras bandas clave para los primeros despliegues comerciales. Estas acciones demuestran que el rezago es consecuencia de la falta de decisiones estratégicas sectoriales.
México: Rezago en el Comparativo Regional. No obstante, México representa el caso más crítico. Pese a contar con sectores económicos estratégicos que serían altamente beneficiados con redes 5G disponibles en todo el territorio —como la industria automotriz, los corredores manufactureros o la logística multimodal—, el país opera con espectro rescatado del mercado secundario o subutilizado.
Bandas clave, como la de 3.5 GHz, siguen ocupadas por concesiones heredadas o pendientes de reorganización, mientras que otras bandas medias, como las de 2.5 y 3.45 GHz, apenas se aprovechan parcialmente.
La ausencia de una licitación formal, los altos costos por el uso del espectro y las obligaciones regulatorias desfavorables, explican que el proceso previsto para 2024 haya sido cancelado por falta de participantes.
Pseudo-5G: Sin Capacidades Reales. A esta situación se suma un modelo operativo que produce redes “pseudo-5G”, anclados en arquitectura 4G, sin capacidad para ofrecer velocidades superiores al gigabit por segundo, baja latencia o conexión masiva de dispositivos.
En contraste, otros países han entendido que el despliegue de esta tecnología no es un fin en sí mismo, sino un medio para transformar industrias. Corea del Sur ha diseñado sus redes para experiencias de consumo masivo; Alemania las ha enfocado a la industria 4.0 y Brasil ha priorizado aplicaciones en agricultura de precisión y automatización.
Necesaria Una Hoja de Ruta Nacional. México necesita una hoja de ruta clara, inamovible y orientada al desarrollo productivo. Esto implica definir un calendario de subastas certero, establecer precios de espectro realistas, garantizar certidumbre regulatoria y fomentar esquemas que permitan el despliegue de redes privadas en sectores estratégicos.
La discusión no debe centrarse en si el país adoptará el 5G, sino cuándo lo hará y bajo qué condiciones. Solo con visión de largo plazo, voluntad política y reglas claras será posible transformar el potencial del 5G en beneficios tangibles para la economía y la sociedad mexicanas.